viernes, 30 de noviembre de 2007

Biografia de Bécquer


Originario de Sevilla, España, Bécquer nació el 17 de febrero de 1836 siendo su padre un célebre pintor del costumbrismo sevillano quien dejó huérfano a Adolfo a los cinco años; comenzó sus primeros estudios en el colegio de San Antonio Abad, para luego pasar a tomar la carrera náutica en el colegio de San Telmo.A los nueve años quedó huérfano también de madre y salió del anterior colegio para ser acogido por su madrina de bautismo. A la edad de diecisiete años dejó a su madrina y a la buena posición que ésta le proporcionaba para viajar a Madrid en busca de fortuna a través del campo de las letras que se le daba con facilidad. Como es conocido, no era fácil subsistir de la literatura y paradójicamente, Bécquer que deseaba encontrar fortuna lo que abundó fueron escaseces, por lo que se vio obligado a servir de escribiente en la Dirección de Bienes Nacionales, donde su habilidad para el dibujo era admirada por sus compañeros, pero fue motivo de que fuera cesado al ser sorprendido por el Director haciendo dibujos de escenas de Shakespeare. De este modo volvió Gustavo a vivir de sus artículos literarios que eran entonces de poca demanda por lo que alternó esta actividad con la elaboración de pinturas al fresco. Tiempo después encontró una plaza en la redacción de "El Contemporáneo" y fue entonces que escribió la mayoría de sus leyendas y las "Cartas desde mi celda".En 1862 llegó a vivir con Bécquer su hermano Valeriano, célebre en Sevilla por su producción pictórica pero no por eso más afortunado que Gustavo, y juntos vivieron al día uno traduciendo novelas o escribiendo artículos y el otro dibujando y pintando por destajo; mucho les costó a los hermanos salir adelante de su infortunio y con el tiempo lograron juntos una modesta estabilidad que les permitía a uno retratar por obsequio y al otro escribir una oda por entusiasmo. Como legado para la literatura del mundo, Gustavo Adolfo Bécquer dejó sus "Rimas" a través de las cuales deja ver lo melancólico y atormentado de su vida; en el género de las leyendas escribió la célebre "Maese Pérez el Organista", "Los ojos verdes", "Las hojas secas" y "La rosa de pasión" entre varias otras. Escribió esbozos y ensayos como "La mujer de piedra", "La noche de difuntos", "Un Drama" y "El aderezo de esmeraldas" entre una variedad similar a la de sus leyendas. Hizo descripciones de "La basílica de Santa Leocadia", el "Solar de la Casa del Cid" y el "Enterramiento de Garcilaso de la Vega", entre otras. Por último, dentro del costumbrismo o folklor español escribió "Los dos Compadres", "Las jugadoras", la "Semana Santa en Toledo", "El café de Fornos" y otras más. En septiembre de 1870 dejó de existir Valeriano, duro golpe para Gustavo, que pronto enfermó sin ningún síntoma preciso, de pulmonía que se convirtió luego en hepatitis para tornarse en una pericarditis que pronto había terminar su vida el 22 de diciembre de ese mismo año.

martes, 27 de noviembre de 2007

La muerte de Napoleón


Un grupo de científicos tal vez haya revelado, por fin, uno de los misterios perdurables de la historia anglo-francesa gracias a un par de pantalones. Durante años se mantuvo encendido el debate sobre la causa exacta que llevó a Napoleón a una muerte temprana mientras vivía un exilio en la isla de Santa Elena, donde fue desterrado después de Waterloo.Si bien una autopsia mencionó un cáncer de estómago, se cuestionó la veracidad del informe cuando, más tarde, se encontró arsénico en las raíces de su pelo. Hoy un equipo de científicos suizos parece haber revelado el misterio después de examinar atentamente los pantalones del emperador francés. Científicos del Hospital Universitario del Departamento de Patología Anatómica de Basilea y del Instituto de Historia Médica de la Universidad de Zurich analizaron los 12 pares de pantalones que Napoleón usó en los seis años que vivió en exilio. Midieron las cinturas y estudiaron, también, las medidas de pacientes que padecían cáncer de estómago. El pantalón más grande que usó Napoleón medía 110 centímetros de cintura; los que usaba justo antes de su muerte en 1821, apenas 98 centímetros.Según los investigadores, las evidencias demuestran que había perdido mucho peso al igual que los pacientes vivos, que bajaron de 11 a 15 kilos en los seis meses en que fueron analizados. Su conclusión confirma la autopsia original de Napoleón que declaraba un cáncer abdominal. La teoría de que Napoleón pudiera haber sido asesinado surgió por primera vez en 1840, cuando su cuerpo regresó a Francia para ser enterrado nuevamente. Allí se detectó arsénico en las raíces del pelo. El equipo suizo dijo que la presencia de arsénico podía explicarse porque a Napoléon le gustaba beber, y los fabricantes de vino del siglo XIX solían secar los barriles con arsénico. Otros científicos, en cambio, dijeron que los médicos del ex emperador le daban arsénico para hacerlo vomitar. Una teoría incluso llegó a sugerir que el empapelado de las paredes de la casa en el exilio podría haber tenido la culpa. Se había descubierto arsénico en las habitaciones especialmente redecoradas del ex emperador.

EL asesinato de Marat


La caída de los girondinos el 31 de mayo, provocada por las acciones de François Hanriot, se convirtió en uno de los últimos logros de Marat. Su enfermedad de la piel estaba teniendo efectos negativos en su vida, y lo único que aliviaba las molestias eran los baños calientes. Marat estaba en su bañera el 13 de julio de 1793 cuando una mujer que afirmaba ser una mensajera desde Caen (donde los girondinos huidos intentaban ganar una base en Normandía) solicitó entrar en su cuarto.
Él la dejó entrar, le preguntó los nombres de los que la enviaban, y tras apuntar sus nombres presuntamente dijo: «Serán todos guillotinados». La joven, la aristócrata Charlotte Corday, sacó un cuchillo comprado minutos antes en una tienda, al otro lado de la calle, y le apuñaló en el pecho. Marat gritó «A moi, ma chère amie!» («¡A mí, mi querida amiga!») y murió. Corday era girondina, y su acción provocó represalias, en las que cientos de los adversarios de los Jacobinos (tanto monárquicos como Girondinos) fueron ejecutados bajo los cargos de traición. La misma Corday fue guillotinada el 17 de julio de 1793 por el asesinato de Marat.
El asesinato no hizo más que engrandecer su imagen entre las capas más pobres de la sociedad, que lo identificó como a un mártir de la Revolución.
Toda la Convención Nacional acudió a su funeral, y sus cenizas fueron colocadas en el Salón de los espectáculos, donde tenían lugar las sesiones. Cuando los jacobinos iniciaron sus campañas de descristianización deísta, Marat fue casi santificado, y su busto sustituía a menudo a los crucifijos en las antiguas iglesias de París.

La toma de la Bastilla



Ya llevaba meses la revolución extendiéndose por las calles de París. La idea de un nuevo régimen; la creación de una Asamblea Nacional, y el Juramento del Juego de la Pelota del 20 de junio por el que se adjuraba el Tercer estado (el pueblo a conseguir una Constitución para el país), habían tensado la situación en París. Pero la intransigencia del rey Luis XVI ante el movimiento del populacho, y la destitución de Jacobo Nécker, uno de los políticos más influyentes y queridos por el pueblo, como ministro de Hacienda, hizo que la mecha prendiera aún más. Desesperado, el Rey pidió ayuda a los países extranjeros leales, quienes se congregaron en los alrededores de París y Versalles. Aquéllo fue entendido como un acto de autoproclamación de despotismo por parte de Luis XVI… y el pueblo se lanzó a las calles.
Una ingente muchedumbre de entre 40 y 50.000 personas se lanzaron a la toma de Les Invalides, en busca de armas con las que defenderse. Los cánticos resonaron al unísono en la Plaza de la Bastilla, pero desde su itnerior, los soldados que quedaron a su defensa se negaron a abrir fuego contra el pueblo a pesar de contar con varios cañones. En las cercanías, en el Campo de Marte, los regimientos reales, a las ordenes de Pierre de Besenval se niegan también a cargar contra los amotinados.
Es la señal, y el pueblo se lanza febrilmente a escalar los muros que rodean la Bastilla. a las 15,30 h. de aquel 14 de Julio, con cinco cañones de los que se han apoderado, disparan contra la Bastilla. Poco después, capitula. A las 17,00 h. la muchedumbre invadió la Bastilla apoderándose de las armas y la pólvora. el alcaide de la prisión, el marqués de Launay fue ejecutado rapidamente y su cabeza expuesta en las murallas. Fue el primer gran paso en aquella Revolución, que ya no se detendría hasta acabar con el propio rey y su familia en la guillotina.

Biografia de María Antonieta


(Viena, 1755-París, 1793) Reina de Francia. Decimoquinta hija de los emperadores de Austria, Maria Teresa y Francisco I. En 1770 contrajo matrimonio con el delfín de Francia, Luis, que subió al trono en 1774 con el nombre de Luis XVI. No obstante, la nueva soberana de Francia nunca tuvo a su marido en gran estima, y mucho menos estuvo enamorada de él.
Mujer frívola y voluble, de gustos caros y rodeada de una camarilla intrigante, pronto se ganó fama de reaccionaria y despilfarradora. Ejerció una fuerte influencia política sobre su marido y, en consecuencia, sobre todo el país. En 1781 tuvo a su primer hijo varón, y a partir de entonces residió en el palacio independiente de Trianon. Dejó de recibir en audiencia a la nobleza, acentuando la animadversión de las clases altas hacia su persona.
Ignoró la crisis financiera por que atravesaba el país y desautorizó las reformas liberales de Turgot y Necker. No tuvo contemplaciones con las masas hambrientas que se concentraban ante el palacio de Versalles y envió contra ellas a sus tropas. El pueblo siempre pensó que su reina servía a los intereses austriacos.
Puso al rey contra la Revolución, y fue apoyada en sus ideas monárquicas por Mirabeau y Barnave. Rechazó las posibilidades de acuerdo con los moderados y procuró que el rey favoreciese a los extremistas para enconar aún más la lucha. Al parecer, deseaba que estallase el conflicto bélico entre Francia y Austria, esperando la derrota francesa.
En 1792 fue detenida y encarcelada junto con Luis XVI en la prisión del Temple. La Convención ordenó la ejecución del soberano el 21 de enero de 1793, mientras ella era trasladada a la Conserjería y separada de sus cuatro hijos. Condenada a la pena capital, murió en la guillotina el 16 de octubre de 1793.

Biografia de Luis XVI


(Versalles, Francia, 1754-París, 1793) Rey de Francia y duque de Berry. Heredero de Luis, delfín de Francia, y nieto de Luis XV, en 1770 contrajo matrimonio con la hija de la emperatriz de Austria, la archiduquesa María Antonieta, quien le dio cuatro hijos. Hombre de buenas intenciones pero débil de carácter, poco interesado en los asuntos políticos, se dejó influenciar por la reina y por una camarilla de cortesanos.
En los primeros años de su reinado, las reformas económicas liberales que intentaron sacar adelante sus ministros Turgot, Malesherbes y Necker para reducir el déficit público tropezaron con el recelo de la nobleza. En política exterior, ámbito regido por Vergennes, Francia desempeñó un excelente papel en la guerra de Independencia norteamericana (1778-1783).
La persistente resistencia de los privilegiados a la liberalización de la economía desencadenó una crisis política interna que obligó a convocar los Estados Generales, convertidos en Asamblea Constituyente en 1789. El rey fue mejor considerado tras decretar el voto doble del tercer estado, pero pronto fue atacado tanto por este estamento como por el de los privilegiados.
Una vez iniciada la Revolución de 1789, el rey no pudo frenar al tercer estado y los incidentes se precipitaron. El 14 de julio de 1789 tuvo lugar la toma de la Bastilla. Tras el levantamiento de octubre, se instaló en París y fingió aceptar la Constitución de 1790. Sin embargo, tras su aparente conformidad, Luis XVI había pedido ayuda a los monarcas extranjeros e intentó huir de Francia, pero fue capturado en Varennes.
Se produjo entonces la suspensión de la realeza y una aguda polémica sobre la conveniencia de mantener a Luis XVI en el trono. Volvió a reinar en 1791, con unos poderes tan escasos que él mismo urdió intrigas para llevar el país hacia la anarquía. En 1792, tras el asalto a las Tullerías, fue suspendido definitivamente, juzgado por el delito de traición y condenado a morir en la guillotina.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Biografia de Jorge III


Rey de Gran Bretaña e Irlanda y de Hannover (Londres, 1738 - Windsor, 1820). En 1760 sucedió a su abuelo, Jorge II como rey de Gran Bretaña e Irlanda y como elector del Estado alemán de Hannover, que daba nombre a la familia. El joven e inexperto rey orientó su política hacia el reforzamiento de las prerrogativas de la Corona, aprovechando las divisiones en el seno del partido Whig y empleando la corrupción, el patronazgo y el fraude electoral para hacerse con un grupo de partidarios que controlaran el Parlamento y gobernar personalmente.

Así, se deshizo de una personalidad política de peso, como era el viejo Pitt, para poner en su lugar a personajes de su confianza y más manejables, como Bute, primero, y Lord North, después. No obstante, la desaparición del control parlamentario fue suplida por activas campañas de prensa de la oposición, en las que se criticaron los errores y abusos del monarca; de hecho sólo fue un rey popular en provincias, en donde se apreciaban su sencillez y sus aficiones agrícolas, mientras que era despreciado por la alta sociedad londinense y odiado por las clases populares urbanas.
Jorge III empezó su política exterior firmando apresuradamente la paz con Francia en la Guerra de los Siete Años (1756-63), sin contar con el parecer de su aliada Prusia; la oposición le acusó en aquella ocasión de no haber sacado el partido suficiente de la victoria. Más tarde hubo de enfrentarse al descontento de los colonos norteamericanos, asunto que llevó torpemente, haciendo aumentar la presión fiscal a despecho de las libertades tradicionales de las Trece Colonias. Su obstinación condujo a la Declaración de Independencia, justificada según los rebeldes por la tiranía del rey (1776). Tras una larga guerra hubo de reconocer la independencia de los Estados Unidos de América por el Tratado de Versalles (1783).
Este último tropiezo pareció poner fin al gobierno personal de Jorge III, que en adelante dejó los asuntos en manos de Pitt el Joven, que fue quien se encargó de dirigir la política británica durante la difícil época de las guerras contra la Francia de la Revolución y de Napoleón. En 1801 recuperó parcialmente el protagonismo político, deponiendo a Pitt cuando éste se empeñó en que el rey sancionara la emancipación legal de los católicos.
Afectado por una enfermedad mental que ya le había trastornado en 1765 y en 1788-89, el rey quedó completamente enajenado en 1810. Desde 1811 hasta su muerte vivió retirado en el castillo de Windsor, mientras ejercía la regencia su hijo y heredero, el futuro Jorge IV. Durante las guerras napoleónicas perdió sus estados alemanes, que recuperó tras la derrota francesa en 1814, pero ya con el título de rey de Hannover y no meramente de elector.

Biografia de Bengamin Franklin


Benjamin Franklin
(Boston, 1706 - Filadelfia, 1790) Político, científico e inventor estadounidense.

El interés de Benjamin Franklin por los temas científicos comenzó a mediados de siglo y coincidió con el inicio de su actividad política, que se centró en diversos viajes a Londres, entre 1757 y 1775, con la misión de defender los intereses de Pensilvania. Participó de forma muy activa en el proceso que conduciría finalmente a la independencia de las colonias británicas de América, intervino en la redacción de la Declaración de Independencia (1776) junto a Jefferson y J. Adams, y se desplazó a Francia en busca de ayuda para proseguir la campaña contra las tropas británicas.
Finalizada la guerra, Benjamin Franklin fue partícipe en las conversaciones para concluir el tratado de paz que pondría fin al conflicto y contribuyó a la redacción de la Constitución estadounidense.
Por lo que respecta a su actividad científica, durante su estancia en Francia, en 1752, llevó a cabo el famoso experimento de la cometa que le permitió demostrar que las nubes están cargadas de electricidad y que, por lo tanto, los rayos son esencialmente descargas de tipo eléctrico.
Para la realización del experimento, no exento de riesgo, utilizó una cometa dotada de un alambre metálico unido a un hilo de seda que, de acuerdo con su suposición, debía cargarse con la electricidad captada por el alambre. Durante la tormenta, acercó la mano a una llave que pendía del hilo de seda, y observó que, lo mismo que en los experimentos con botellas de Leyden que había realizado con anterioridad, saltaban chispas, lo cual demostraba la presencia de electricidad.
Este descubrimiento le permitió inventar el pararrayos, cuya eficacia dio lugar a que ya en 1782, en la ciudad de Filadelfia, se hubiesen instalado 400 de estos ingenios. Sus trabajos acerca de la electricidad le llevaron a formular conceptos tales como el de la electricidad negativa y positiva, a partir de la observación del comportamiento de las varillas de ámbar, o el de conductor eléctrico, entre otros.
Además, expuso una teoría acerca de la electricidad en la que consideraba que ésta era un fluido sutil que podía presentar un exceso o un defecto, descubrió el poder de las puntas metálicas al observar que un cuerpo con carga eléctrica se descarga mucho más deprisa si termina en punta, y enunció el principio de conservación de la carga eléctrica.
Inventó también el llamado horno de Franklin y las denominadas lentes bifocales. La gran curiosidad que sentía por los fenómenos naturales le indujo a estudiar, entre otros, el curso de las tormentas que se forman en el continente americano, y fue el primero en analizar la corriente cálida que discurre por el Atlántico norte y que en la actualidad se conoce con el nombre de corriente del Golfo.
Su temperamento activo y polifacético impulsó también a Benjamin Franklin a participar en las cuestiones de ámbito local, por ejemplo, en la creación de instituciones como el cuerpo de bomberos de Filadelfia, la biblioteca pública y la Universidad de Pensilvania, así como la Sociedad Filosófica Americana. Fue el único americano de la época colonial británica que alcanzó fama y notoriedad en la Europa de su tiempo.

Biografia de George Wasihington


Dirigente de la independencia y primer presidente de los Estados Unidos de América.

Este rico terrateniente del Sur había adquirido experiencia militar como miembro del ejército colonial británico en las luchas contra los indios y los franceses (1752-58), alcanzando el grado de coronel.

El endurecimiento de la dominación colonial británica sobre sus trece colonias de Norteamérica llevó a Washington a participar activamente en la política de Virginia, encabezando en su Asamblea la oposición contra los nuevos impuestos y el autoritarismo de los británicos (1759-74). Cuando la oposición se transformó en conflicto abierto entre Gran Bretaña y sus colonias, George Washington asistió como representante de Virginia en el Primer Congreso Continental que se reunió en Filadelfia en 1774 para defender una posición unitaria contra la metrópoli.

El Segundo Congreso le eligió por unanimidad comandante en jefe del ejército que habían de formar las colonias para luchar por su independencia (1775); aunque no era un independentista radical, pareció apropiado para el cargo por su experiencia militar, por su buena reputación entre los notables del Sur (pues hasta entonces el conflicto con la metrópoli había afectado fundamentalmente a las colonias de Nueva Inglaterra, en el Norte) y por su demostrada capacidad de gestión, que le había llevado a ser uno de los plantadores más ricos del país.
Desde entonces George Washington se dedicó con enorme esfuerzo a improvisar el ejército del nuevo país (que había declarado su independencia en 1776), luchando por obtener dinero, armas y reclutas, mantener la disciplina, fomentar el entusiasmo de los soldados y hostigar al ejército británico, a pesar de no verse respaldado por una dirección política unitaria ni un gran espíritu de sacrificio de los colonos.
Washington obtuvo algunos éxitos iniciales contra los británicos (auxiliados por los colonos «leales», mercenarios alemanes y tribus indias aliadas) en las batallas de Trenton y Princeton (1776). Pero, conociendo su inferioridad militar, trató de salvaguardar sus tropas de grandes encuentros en campo abierto hasta que pudo afrontarlos con garantías, y practicó una lucha de guerrillas durante la mayor parte de la Guerra de Independencia (1775-83). Su momento llegó en 1778, cuando Francia y España prestaron su apoyo militar a la revolución americana, lo cual le permitió asestar un golpe definitivo en la batalla de Yorktown (1781). Gran Bretaña reconoció la independencia de sus trece colonias de Norteamérica por la Paz de Versalles de 1783.
George Washington
Dirigente de la independencia y primer presidente de los Estados Unidos de América (Pope's Creek, Westmoreland, Virginia, 1732 - Mount Vernon, Virginia, 1799). Este rico terrateniente del Sur había adquirido experiencia militar como miembro del ejército colonial británico en las luchas contra los indios y los franceses (1752-58), alcanzando el grado de coronel.
El endurecimiento de la dominación colonial británica sobre sus trece colonias de Norteamérica llevó a Washington a participar activamente en la política de Virginia, encabezando en su Asamblea la oposición contra los nuevos impuestos y el autoritarismo de los británicos (1759-74). Cuando la oposición se transformó en conflicto abierto entre Gran Bretaña y sus colonias, George Washington asistió como representante de Virginia en el Primer Congreso Continental que se reunió en Filadelfia en 1774 para defender una posición unitaria contra la metrópoli.
George Washington
El Segundo Congreso le eligió por unanimidad comandante en jefe del ejército que habían de formar las colonias para luchar por su independencia (1775); aunque no era un independentista radical, pareció apropiado para el cargo por su experiencia militar, por su buena reputación entre los notables del Sur (pues hasta entonces el conflicto con la metrópoli había afectado fundamentalmente a las colonias de Nueva Inglaterra, en el Norte) y por su demostrada capacidad de gestión, que le había llevado a ser uno de los plantadores más ricos del país.
Desde entonces George Washington se dedicó con enorme esfuerzo a improvisar el ejército del nuevo país (que había declarado su independencia en 1776), luchando por obtener dinero, armas y reclutas, mantener la disciplina, fomentar el entusiasmo de los soldados y hostigar al ejército británico, a pesar de no verse respaldado por una dirección política unitaria ni un gran espíritu de sacrificio de los colonos.
Washington obtuvo algunos éxitos iniciales contra los británicos (auxiliados por los colonos «leales», mercenarios alemanes y tribus indias aliadas) en las batallas de Trenton y Princeton (1776). Pero, conociendo su inferioridad militar, trató de salvaguardar sus tropas de grandes encuentros en campo abierto hasta que pudo afrontarlos con garantías, y practicó una lucha de guerrillas durante la mayor parte de la Guerra de Independencia (1775-83). Su momento llegó en 1778, cuando Francia y España prestaron su apoyo militar a la revolución americana, lo cual le permitió asestar un golpe definitivo en la batalla de Yorktown (1781). Gran Bretaña reconoció la independencia de sus trece colonias de Norteamérica por la Paz de Versalles de 1783.
Lograda la independencia, el prestigio acumulado por Washington hizo que le reclamaran para continuar en la vida política, actuando como árbitro entre las dos corrientes que debatían el futuro del país: los federalistas de Hamilton y los republicanos de Jefferson (aunque se inclinó más bien por los primeros). Washington presidió la Convención Constitucional reunida en Filadelfia en 1787, con la intención de sustituir los ineficientes Artículos de la Confederación por una verdadera Constitución republicana, federal y presidencialista, que fortaleciera el poder central y la cohesión entre los trece Estados. Puso todo su prestigio personal en juego para hacer que la Constitución fuera aprobada por los Estados reticentes, logrando así que entrara en vigor en 1789. E inmediatamente fue elegido para ser el primer presidente de los Estados Unidos (y reelegido en 1792).
Durante sus dos mandatos (1789-97) puso en práctica el modelo político liberal-democrático diseñado en la Constitución, rodeó de autoridad y solemnidad la figura del presidente, impulsó el programa de desarrollo económico capitalista de su secretario del Tesoro -Hamilton-, inició la colonización de los territorios indios hacia el oeste (Kentucky, Tennessee.) y sentó las bases de una política exterior aislacionista (rehuyendo entrar en las guerras europeas de la Revolución francesa).
En 1793 fundó la nueva capital federal, bautizada Washington en su honor, aunque la residencia presidencial no se trasladaría allí hasta tiempos de su sucesor en el cargo, John Adams. Washington renunció voluntariamente a ser elegido para un tercer mandato (para el cual no le habrían faltado apoyos), considerando que la perpetuación de un mandatario en el poder sería perjudicial para el régimen constitucional de libertades; instauró así una costumbre sólo rota por Franklin D. Roosevelt.